jueves, 21 de agosto de 2014

¡Renuévanos Señor!



Hoy deseo hacer eco de un par de líneas del salmo 51(50) que proclamamos hoy:

"Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu."

¡Cuán poderosas son estas palabras Señor!
Tú las pones en mi boca,
grábalas en mi corazón.
Dame un corazón puro, para amar como tú amas,
para servir como tú lo esperas, sin condiciones, sin esperar nada a cambio.
Dame un corazón puro para perdonar a otros;
permíteme entregar la misericordia que tú me regalas cada día,
y ser más humana con mi hermano, a pesar de sus yerros y ofensas.
Dame un corazón puro para desear bien por mal,
para no buscar la venganza, ni el rencor que envenena el alma.

Renueva la firmeza de mi espíritu,
porque soy débil y sin tu gracia no puedo nada.
Todo lo bueno, viene de tí mi Señor,
haz que nunca me canse de buscarte, de seguirte, de amarte.
En los peores momentos de mi vida,
aunque mi cielo se torne gris y mi camino pesado,
renueva la firmeza de mi espíritu,
que no quiera yo negarte,
sino recordar siempre las maravillas que has obrado en mi vida.
Que mi fe sea grande y fuerte,
para no dudar nunca de tu amor, de tu presencia, de tu perfecta providencia.
Renueva la firmeza de mi espíritu, 
para ser siempre reflejo de tu amor,
del gozo y la paz que sólo vienen de tí.


Fotografía y oración de Irina Orellana

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